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Lo que todavía nos sorprende (y quizá no debería)

Zaida Sánchez

Zaida Sánchez

Hay noticias que nos tocan el corazón y que nos remueven por dentro. Es el caso del hito que protagonizaron Valerio Catoia, de 17 años, y su padre hace unos días en la playa de Sabaudia, en la provincia de Latina (Lazio, Italia).

Valerio y su padre estaban junto a una hermana menor en la playa cuando oyeron los gritos de auxilio de dos hermanas de 10 y 14 años a las que la fuerte corriente las estaba arrastrando mar adentro. Sin pensarlo dos veces, Valerio y su padre se lanzaron a socorrerlas. Cuando salieron del agua, todo fueron vítores, felicitaciones y agradecimientos (especialmente para Valerio) de los bañistas que habían presenciado la heroica actuación. De todos los presentes excepto de la madre de las niñas, que se fue de la mano de sus pequeñas sanas y salvas sin pronunciar un simple «gracias».

Por cierto, Valerio tiene Síndrome de Down. Esto es lo que más ha llamado la atención de los medios de comunicación (y por eso se ha dado a conocer la noticia), pero creo que no es lo que más debería… ¿sorprendernos? No. Ya va siendo hora de que comprendamos, asimilemos y tengamos claro que un joven con Síndrome de Down es igual de capaz que otro. Tiene capacidades distintas, pero es que todos (¡todos!) las tenemos. Yo no soy buena en matemáticas (de hecho soy terrible), tú quizá no corras tan rápido como tu vecina del 2º, tu amigo quizá no sepa contar chistes. ¿Sigo?

Valerio tiene 17 años, es nadador desde los 3, atleta con una envidiable forma física y lo más importante de todo: supo reaccionar rápido y salvó de un posible ahogo a una niña de 10 años. Y tiene Síndrome de Down, sí. ¿Y qué?

Cierto es también que, en cierto modo, me alegra que salten a los medios estas noticias. Dan a conocer historias como la de Valerio y me gusta pensar que con su difusión ayudan a des-estigmatizar el Síndrome de Down o cualquier otro síndrome: «Si logran hacer tal cosa quizá sí sean capaces…». ¡Sí, lo son!

Pero, si me lo permitís, a mí lo que más me sorprende es el detalle de que la madre se marchara sin dar un simple «gracias». Quiero pensar que estaba nerviosa, preocupada y abrumada. Que no podía pensar en ese momento y que se le olvidó dar las gracias a padre e hijo. Pero no deja de sorprenderme.

También creo que ni Valerio ni su padre esperaban una condecoración, pero desde aquí yo sí quiero darles las gracias a ambos (y es una pena, porque seguro que no entienden el castellano…). Por su saber hacer, por arriesgarse por dos personas desconocidas (¿y si la corriente les hubiera llevado mar adentro?). Por ser buenas personas. Por dar ejemplo.

¿Qué opináis?

Fuente: Un joven atleta con síndrome de Down salva a una niña que se ahogaba en el mar en Italia, publicado el 18/07/2017 en ABC.

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